¿Cómo debe ser un líder del siglo XIX? ¿Cómo debe dirigir, tomar decisiones y generar valor para su entorno en un mundo de extrema complejidad e incertidumbre? ¿Cómo debe progresar y prosperar en un entorno con una creciente presencia de inteligencia artificial, supercomputadoras y cerebros electrónicos? Descubrí mi pasión por el liderazgo y la gestión de organizaciones cuando cursaba mi MBA a finales de los años 90.
En estos momentos en que la palabra más repetida por los directivos empresariales al hablar sobre la situación general y sus expectativas a futuro es “incertidumbre”, nos preguntamos seriamente si vale la pena definir estrategias empresariales de futuro o concentrarse en la gestión del presente. Esta permanente paradoja ha estado presente en todos los procesos de pensamiento estratégico de las organizaciones; no es algo nuevo, aunque en los últimos tiempos resuene sin cesar.
Los desafíos globales de nuestro tiempo requieren una forma holística de liderazgo humanista capaz de combinar el cuidado de las personas, la realidad corporativa y el bien común en un mismo estilo de gestión.